Ocaso de un 17 de mayo

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A mis amigxs que están siempre, aún cuando no lxs piense, aún cuando piensen que no lxs necesito.
A Jorge García, que es la Vida.

Un hombre se masturba del otro lado del Caribe.
Pronuncia mi nombre.
Busca mi boca.
Escribe con semen: “el contraluz de tu sonrisa”.
No me debe nada.

Una mujer me entrega la hermandad.
Somos herejes unidas por los siglos.
Me ve cubierta con sonrisa,
cuando otra vez, la mar se impone.

Otro hombre que admiro se detiene en mí:
“Mira que eres linda, Marta!”
Río porque no.
Lo beso en la mejilla.
Pienso en voz alta:
“Lindo eres tú, Carlos!”

Otra mujer me confiesa su embarazo.
Es feliz,
aunque su “él” está lejos con sus sueños de guitarras.
La abrazo fuerte (lo justo para no dañarlxs).
No puedo borrar mi sonrisa.

Un hombre nuevo nota que hoy no me travisto,
soy queer más,
más travesti, más drag queen, más transexual
(a escala diminuta, eso sí).
Él sabe de andar vestido de novia.
Lo he visto pagar, con gusto, su precio.

Y hay otro hombre.
Habla de su esposo con amor,
con una naturalidad que me arropa,
mientras La Habana borra sus carteles
y reclama desfiles arcoíris.
Me habla a mí que soy Cuba.
Habla de libertad,
Constitución, derechos, esperanza.
Sonrío cómplice de palabras,
de deseos urgentes,
de luchas que me desgastan
un día como hoy.

3 amigos se reúnen para hablarme.
Están allende “las” mares. (Qué curioso!)
La ciudad que hoy habitan es mi sueño.
En el teléfono escuchox3:
“Te queremos, Marti!”.
“Te extrañamos!”
3+2 amores que correspondo
con nostálgicas y futuras carcajadas.

En el ocaso de este día,
en esta semioptada soledad,
estallo sin dejar de llorarte, Vida.

 

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